Una relación de pareja saludable

Cuando estamos en una relación de pareja saludable, con mucha frecuencia solemos sentirnos como que en un área importante de la vida hemos logrado el éxito. Estamos poderosamente atraídos a vincularnos con una pareja, como mamíferos que somos más tarde o más temprano sentimos la necesidad de relacionarnos de manera íntima para ser cuidados y también para cuidar y crear vida poniendo nuestras energías al servicio del otro, más allá de nosotros mismos.

Provenimos de una familia y casi todos hemos sentido la necesidad de tener una relación de pareja saludable y formar nuestra propia familia, hemos recibido este modelo a veces también como un mandato y un condicionamiento que según el contexto y las costumbres del sitio en el que hayamos crecido han sido más o menos fuertes. Hay muchos mensajes que provienen de la sociedad acerca de lo que debe y no debe ser una relación de pareja saludable, lo que debemos y no debemos pedirle, lo que podemos hacer y lo que no.

En muchas ocasiones observo en mi consulta de Terapia Gestalt en Barcelona, ya sea a través de la terapia individual o la terapia de pareja, y también en lo que ha sido mi propia experiencia en este ámbito a nivel personal, que las expectativas hacia la pareja son demasiado altas, que se busca en ella siendo adultos lo que de niños esperábamos recibir de nuestros padres, queremos sustituirlos teniendo a alguien que nos proteja, se responsabilice de nosotros, y además que nos haga felices.

No es función de la pareja darnos la felicidad ni colmar nuestras expectativas infantiles, tampoco reemplazar esos deseos de encontrar a un ser omnipotente que nos cuide y nos salve, como alguna vez vimos a nuestros padres siendo niños, unos titanes que todo lo podían. Estos deseos y esta dinámica cuando se establece, no sólo no permite que se dé el espacio de crecimiento adecuado dentro de la relación, sino que quita fuerzas y deteriora todo lo que haya podido construirse.

Una relación de pareja saludable y madura tiene en cuenta que comparte un vínculo en el que van a ser confrontados, que ese espacio compartido con el otro necesitará ajustes, acuerdos, que se tengan en cuenta las propias necesidades y las del otro para poder respetar el propio proceso y el de la pareja sabiendo que cada uno está en su propio camino de crecimiento. Es importante también tener en cuenta que cada uno proviene de un sistema familiar diferente, con sus influencias, creencias, costumbres, lealtades y códigos. Poseemos unas herencias familiares y un bagaje vital proveniente de ella, del contexto cultural en el que nos hayamos criado y también de nuestras parejas anteriores y lo que haya ocurrido con ellas. Todo esto requerirá que estemos abiertos en nuestra mirada hacia el otro con quien nos estamos relacionando de manera tan íntima y salgamos de esa necesidad de ubicarlo en una imagen definida y concreta acerca de cómo es, manteniéndonos lejos del contacto real con el otro. Este aspecto es uno de los más frecuentes que me encuentro en mi trabajo a través de la terapia de pareja, la incapacidad de ver al otro con ojos nuevos, también en las sesiones individuales de Terapia Gestalt, muchos pacientes descubren que han estado muy lejos de su pareja y pueden poco a poco salir de esta dinámica que si se mantiene por mucho tiempo llega a hacer muy difícil que se pueda reparar y reconstruir la relación.

Desde mi trabajo como terapeuta Gestalt en Barcelona observo que el obstáculo más común para lograr una relación de pareja saludable es la falta de autoapoyo y madurez de los miembros de la pareja y las demandas que entre ellos se hacen para que sean satisfechas sus necesidades infantiles por parte del otro. Los niños necesitan que los adultos cuidadores lo sostengan y hagan las cosas por ellos. Una persona madura sabe que la satisfacción de sus necesidades depende de ella y de su gestión desde la responsabilidad que como adulta ahora tiene. Sabe que en sus manos está el llevar a cabo las acciones necesarias para ir hacia lo que desea y comprometerse con su bienestar y felicidad sin esperar que sea el otro el que se la proporcione. Una relación de pareja saludable tiene que estar constituida por dos adultos, aportar compañía, poder compartir las alegrías conjuntas e individuales, ser un espacio de confianza en el que en nuestras luces y sombras, en nuestros aciertos y errores, virtudes y defectos seremos acogidos, aceptados, y también confrontados con amor. Es un espacio de crecimiento que abre un camino de madurez para ambos miembros si se adentran en esta oportunidad con la mirada limpia de alguien que quiere saber realmente quién es el otro, qué quiere y necesita y qué hacer para hacerle la vida más agradable, qué puede aportarle desde la escucha y la mirada hacia lo que es y no lo que imagina o quiere que sea.

Lo que impide establecer una relación de pareja saludable

Lo que más veo en mi consulta, ya sea en las sesiones de terapia individual o las de terapia de pareja son personas que desde la falta de madurez quieren que su pareja interprete, adivine, resuelva y sea responsable de sus necesidades. Esta actitud afecta gravemente a la relación ya que hacer responsable al otro de todo esto es injusto, nadie puede hacer lo que le corresponde a uno, el otro puede aportar, sumar, pero no resolvernos la vida. Así nos encaminamos directamente al fracaso, exigiéndole al otro lo que no nos estamos comprometiendo a hacer nosotros mismos. Otro grave problema se presenta cuando uno de los dos asume el papel de salvador y cuidador porque crea deudas muy grandes y difíciles de asumir por el otro. Se sacrifica tanto, se desvive tanto para su pareja que la relación se va convirtiendo en un espacio asfixiante haciendo que el otro sienta que no puede devolver todo lo que se le está dando a un precio tan alto.

Es importante replantearnos estas cuestiones a la hora de reconocer si estamos viviendo una relación de pareja desde el bienestar o necesitamos hacer cambios lo antes posible antes de que el desgaste y el fin de la relación se avecinen. La ayuda por parte de un profesional es muy efectiva para salir de dinámicas que encaminan la relación hacia la ruptura.

Verónica Civatti, terapeuta Gestalt en Barcelona (terapia individual, terapia de pareja y terapia familiar)

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