La Codependencia

Mucho se habla del amor, todos queremos sentirlo, recibirlo, darlo. Sin embargo, desde mi trabajo como terapeuta Gestalt en Barcelona veo día a día como muchas personas viven relaciones de pareja creyendo que lo que experimentan es el amor, pero están atrapados en la codependencia, el miedo, la posesión y hasta el odio. Más que estar cerca de la experiencia del amor que construye, comparte, permite el crecimiento, la libertad, la empatía y la creación conjunta, viven una relación donde predomina el sacrificio y la dependencia hacia el otro que como consecuencia siempre conduce a la destructividad.

La codependencia es una condición psicológica destructiva que hace que la vida de una persona gire alrededor de la de otra, anulándose a sí misma y ocupándose de salvarle, protegerle, facilitarle la existencia. Dado que todo esto es imposible, el resultado es un fuerte sentimiento de frustración y la enfermedad. Cuando estas situaciones se ven desde afuera, todo parece muy positivo, pero la realidad es otra.

La persona que padece codependencia es vista como una gran persona muy entregada, una madre sacrificada, un amigo tan fiel e incondicional, una pareja muy preocupada por el bienestar de su compañero...La alarma nos debería saltar y pedir ayuda terapéutica (ya sea terapia individual o terapia de pareja) cuando notamos que esa persona tan bondadosa se deja de lado para centrarse en la vida del otro como principal interés. Lo que casi siempre sucede es que estas personas codependientes se juntan con quienes quieren ser recatados, creándose así un vínculo muy fuerte y difícil de romper hasta el punto de traspasar y no notar límites muy claros que dan señales de que algo va mal encaminado.

La frustración aumenta cuando se desatienden las propias necesidades y uno se pone en manos y al servicio del bienestar del otro que, normalmente pide y necesita mucho y cada vez más. Aparece el victimismo y el reproche, ¿cómo es posible hacer sentir infeliz a una persona tan servicial que se involucra tanto y se desvive en ayudar a los demás?La persona codependiente se convierte en necesaria. Lo da todo, lo soluciona todo, lo entiende todo y… lo controla todo. Genera la necesidad de su presencia y así evita o, como mínimo, aplaza lo que más teme: el abandono.

La persona que sufre de codependencia inhibe la expresión de emociones como la rabia y el miedo y, esta represión la lleva al estado depresivo al ver que no puede, por más que se esfuerce, cambiar y salvar al otro. Quien ve esta situación desde afuera tiene la claridad para detectar que la dinámica de relación es tóxica, pero el que está viviéndolo desde adentro no puede tan fácilmente comprender y actuar de manera adecuada ya que el contexto en el que se halla y del que proviene es normalmente muy límite, estresante y en el que el miedo impera bloqueando la capacidad de tomar decisiones que conduzcan a una solución: personas con adicciones a alcohol o drogas, enfermedades psíquicas, físicas, con riesgo de exclusión social, familias desestructuradas, etc…

Lo que observo en mi trabajo a través de la Terapia Gestalt en Barcelona es que es muy frecuente que las personas codependientes provengan de familias muy desestructuradas, hayan padecido pobreza o tenido que crecer y hacerse adultos demasiado pronto. Sin embargo, en muchas ocasiones esto no es así por eso es importante ver, detectar y trabajar a nivel individual dónde se origina esta necesidad de sentirse necesario para el otro. Y, así poder cambiar, no al otro, sino a uno mismo.

En las sesiones de terapia de pareja o terapia individual me encuentro con muchas personas atrapadas en relaciones destructivas de las que no pueden salirse. Es muy difícil para la persona con codependencia darse cuenta y reconocer su problema. En cambio, justifica su manera de relacionarse y hace que sea muy difícil que detecte su mal funcionamiento y aceptarlo, ya que es muy hábil para adaptarse a las situaciones y necesidades del otro camuflando su actitud con lo que es normal en toda relación: apoyarse mutuamente, hoy por tí mañana por mí, entrega y compañerismo…

El caso más común de la persona que padece codependencia es el de estar junto a una persona que sufre de adicción a las drogas o al alcohol y quiere ayudarle haciendo del salvarle su misión de vida. Sobre todo en estos casos el apoyo a través de la terapia es fundamental ya que normalmente acaban enfermando más los acompañantes de las personas adictas que ellos mismos. Hay que aprender cómo y qué es ayudar, porque lo más claro que se ve es que la ayuda del codependiente no es efectiva, paradójicamente su ayuda, no ayuda.

De todos modos, la codependencia no se limita sólo a personas que están en relación con adictos. También se aferran a personas que no pueden construir vidas estables, que no son capaces de tener autonomía económica, que sienten en su interior un gran vacío y quieren encontrar a alguien que les alivie esa sensación y les saque de su sufrimiento. Estas personas atraen mucho a quienes tienen la necesidad de salvar a los demás.

Cuándo sospechar que se está sufriendo de codependencia:

* Cuando, en vez de disfrutar de las relaciones basadas en el intercambio, la reciprocidad y nutrirte tu también de ellas, te centras en ayudar excesivamente al otro, teniendo una actitud de control, vigilando, corrigiendo e intentando cambiar a los demás.* Cuando te propones la misión de rescatar a otra persona y crees que hay que aguantarlo y perdonarlo todo, justificando siempre al otro por miedo al abandono.* Cuando te centras en proteger excesivamente a la otra persona, pasando por encima de tus necesidades y emociones, aparentando estar bien y rechazando las ayudas y advertencias de cualquiera que quiera ayudarte a abrir los ojos ante este falso bienestar.* Cuando el sentimiento de vacío, peso y culpa te frenan el poder dejar la relación, aunque sientas que es lo que necesitas, creyéndote incapaz de hacerte cargo por ti mismo de tus propias necesidades y deseos, o sea, de hacerte responsable de tu propia vida.* Cuando toda tu energía gira en torno a cómo está la otra persona, cuando toda tu realidad está basada en las consecuencias de tus esfuerzos por el cambio del otro y piensas que si tú no estás, esa persona no va a poder sostenerse bien en la vida.* Cuando tu estado de ánimo depende de cómo esté la otra persona. También, cuando tu identidad se basa en la apariencia del otro, su imagen, su estatus o su manera de ser.* Cuando tu manera de ayudar esconde una manipulación y pone condiciones: “Te quiero si cambias”, “Te ayudo si vas al médico”, “Te presto el dinero que me pediste si no me abandonas”.

Lo que se hace evidente en mi trabajo es que cuando se establece una relación que tiene como dinámica la codependencia, ésta se va convirtiendo en una adicción mutua en la que cada vez se necesitará más del otro y el vacío será mayor.

Por último quisiera decir que amar a alguien no representa ningún problema ni enfermedad, al contrario. Esto es lo que todos aspiramos y anhelamos. Lo complicado es sentir que sin el otro mi vida no tiene sentido, que es imprescindible para mi bienestar. Ayudar a que nuestros seres queridos se sientan mejor, en sus dificultades y darles apoyo es una condición humana. Amar con alegría y serenidad es fundamental para una vida satisfactoria. Pero, sentir que uno tiene que hacer muchas cosas y sacrificarse para ser merecedor de ese amor y vivir esa relación con angustia y miedo de ser abandonado es lo que nos indica que estamos necesitando ayuda y un terapeuta que nos acompañe en este tránsito hacia un cambio positivo que nos enseñe una manera más sana y plena de relacionarnos afectivamente.La Terapia Gestalt, desde mi experiencia es una de las más efectivas para poder lograr una relación de pareja saludable, a través de la gestión de las emociones y de la realización de cambios profundos en las personas que resultan en una transformación de la propia vida de manera estable y duradera.Verónica Civatti. Terapeuta Gestalt en Barcelona (terapia individual, terapia de pareja y terapia familiar)

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