El ambiente en la infancia

Desde mi trabajo como terapeuta Gestalt en Barcelona observo la importancia de tener en cuenta cómo ha sido el ambiente en la infancia en el que se ha ido desarrollando la vida de las personas que acuden a mi consulta y en el que se han dado sobre todo las vivencias difíciles y los traumas.

El ambiente en la infancia conforma nuestro carácter

Una cosa muy habitual que les ocurre a los pacientes es que sienten culpa y se enjuician mucho a sí mismos por haber hecho ciertas cosas o reaccionado de determinadas maneras sin tener en cuenta lo que estaba ocurriendo en el contexto de ese momento particular. Sobre todo en cómo ha sido el ambiente en la infancia, su familia, sus cuidadores, educadores, etc, personas fundamentales que en los primeros años de vida nos enseñan conductas y maneras de relacionarnos que luego copiamos automáticamente.  También me ocurre a menudo que se presentan personas que han tenido la mala experiencia de haberse sentido juzgados por su terapeuta anterior y la culpa que esto les ha generado ha hecho que se dispare mucho el autorreproche que se hacen  a sí mismos. Es por eso que si pasamos por alto estos detalles podemos ser muy duros y críticos con nosotros mismos y con los demás, sobre todo porque evaluando los hechos desde la distancia ya no estamos sometidos bajo la presión de esas circunstancias. Esto por su puesto no quita que si descubrimos con el devenir de la terapia conductas que no son apropiadas para nuestro bienestar y el de los demás, que hemos copiado observando el ambiente en la infancia en el que hemos crecido, como adultos que ahora somos tomemos la responsabildad de hacer el esfuerzo por modificarlas. Una vez que la toma de conciencia se hizo, el paso siguiente es hacer un cambio, pero repito, como terapeuta acompaño desde la empatía y sin juicio, sea lo que sea que el paciente esté reproduciendo.

La Terapia Gestalt tiene como uno de sus fundamentos básicos el de hacernos responsables de nuestras vivencias y esto puede hacerse de manera adecuada si tomamos en cuenta todo lo que ocurre a nuestro alrededor para comprender de manera completa nuestra manera de proceder y nuestros comportamientos.

Cuando trabajo con un paciente que se encuentra muy bloqueado y atrapado en patrones de comportamiento que lo llevan a sufrir y a no poder sentirse satisfecho y pleno, una cuestión fundamental es ver cómo era el ambiente en la infancia de esa persona y cómo es que fue encontrando estrategias de supervivencia para ir actualizando esas formas de actuar al contexto presente en el que, la mayoría de las veces ya no son efectivas. En el presente de la vida de los adultos ya no sirven las conductas que sí eran efectivas en la infancia de acuerdo a ese contexto específico en el que vivían, sino que más bien ahora traen complicaciones de todo tipo que llevan a la insatisfacción y a la frustración. Por ejemplo, una persona que sufría mucho y se lamentaba por no haber podido criar a sus hijos con cariño ya que su manera había sido más bien exigente y distante no podía dejar de juzgarse y sentirse mal por no haberlo hecho de otra manera. Trabajando a través de las sesiones con su biografía pudimos ver que el contexto en el que había crecido había sido muy hostil por lo que repitió eso mismo con sus hijos. En estos casos acudir a terapia es muy importante ya que solos en imposible hacer una transformacion de patrones que están muy arraigados en nuestra manera de funcionar. Todo lo que hemos adquirido en la infancia tiene un peso enorme en lo que será nuestro actuar más adelante y nos vemos haciendo lo mismo que tanto nos dañó sin saber cómo cambiarlo. Esta persona a través de la terapia fue poniendo conciencia y comprendiendo lo que le había ocurrido para así dejar de ser tan dura consigo misma y comenzar a cambiar hacia un contacto más íntimo y cálido en sus relaciones logrando una transformación muy importante en su vida cotidiana y en la calidad de sus vínculos. Pudo perder el miedo a abrirse de manera más amorosa con los demás y comprobar que el ambiente en la infancia influye muchísimo y que en su caso le había llevado a cerrarse y enfriarse para sobrevivir y que lo que en el pasado fue necesario para protegerse, ahora sólo le traía sufrimiento e incapacidad para disfrutar de su gente querida con cariño. Nunca es tarde para cambiar, hasta el último aliento de vida las personas queremos ponernos en paz con la vida y dar los pasos que tenemos que dar para estar más felices y en sintonía con el bienestar y la paz interior.

Como terapeuta encuentro imprescindible trabajar con esta actualización de los contextos. Pongo mucha atención a los juicios y al daño que nos podemos hacer las personas desde la dureza de pensar que deberíamos habernos comportado de otra manera, sin tener en cuenta los factores que emocionalmente, físicamente, psíquicamente nos estaban afectando y nos llevaron a comportarnos así. Encuentro muy prepotente esta actitud en la que todos alguna vez caemos y que considero tenemos que ponerle mucha atención y conciencia para que no se apodere de nuestra manera de evaluar los acontecimientos y mucho menos a las personas. Viendo con detenimiento qué ocurría en el contexto puedo pasar del sentimiento de culpa a la responsabilidad real a la que la Terapia Gestalt hace referencia y que nada tiene que ver con el machacarse, enjuiciarse, culparse, etc…

Las sesiones de terapia proporcionan un espacio en el que la relación entre el paciente y el terapeuta resulta fundamental. Es muy importante resaltar que, en este ambiente de confianza, el paciente puede explorar sus diferentes aspectos, los personajes que lo habitan, sus emociones, pensamientos y demás sabiendo que está protegido y que no será juzgado ni rechazado por el terapeuta sino que será acogido sea lo que sea que esté vivenciando en ese momento, desde el permiso y la aceptación. El ambiente en la infancia claro que condiciona pero en la terapia descubrimos un nuevo espacio, un nuevo contexto en el que aprendemos nuevas maneras de relacionarnos, actuar, en definitiva convivir mejor con nosotros mismos y con los demás. Desde mi trabajo, al tener presente el contexto en el que se dieron las actuaciones pasadas y en el que se dan las presentes me abro a la empatía y la mirada compasiva, ambas tan necesarias para que el paciente pueda atravesar el dolor y liberarse del sufrimiento innecesario. Sin estos ingredientes encuentro que toda la teoría, todo el conocimiento que he adquirido en mis formaciones y estudios no sirven de nada a la hora de poder ayudar a una persona a sentirse mejor y a encontrar el camino que le conduce a una vida con más sentido y plenitud.

Verónica Civatti, terapeuta Gestalt en Barcelona (terapia individual, terapia de pareja y terapia familiar)

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