El mecanismo de la proyección

La proyección es un mecanismo neurótico a través del cual ponemos fuera lo que nos es incómodo perdiendo de vista la realidad de nuestro carácter y por lo tanto evitando de esta manera asumir la responsabilidad de hacer un proceso terapéutico para cambiar lo que no nos está siendo beneficioso para nuestras vidas.

Uno de los principales motivos por los que tenemos conflictos en nuestras relaciones personales se debe a que proyectamos sobre los otros aspectos nuestros que no nos gustan y que no queremos reconocer como propios. Desde mi consulta como terapeuta Gestalt en Barcelonatrabajo con personas que tienen conflictos en sus relaciones personales. En muchas ocasiones manifiestan enojo e indignación por acciones o actitudes de alguna persona cercana y esto les lleva a emitir juicios negativos sobre ella. A través del proceso de terapia es importante reconocer y detectar cuándo estas situaciones que provocan enfado en las personas tienen que ver con cuestiones suyas más que de quienes se están quejando. Cuando se está funcionando a través del mecanismo de la proyección, para la persona es muy difícil detectar que lo que está viendo tiene que ver con su propia manera de actuar, con sus intenciones y acciones, precisamente porque este mecanismo funciona protegiéndola para que esa condena que está haciendo del otro no recaiga sobre su persona. Es importante en estos casos dejarse acompañar por un buen profesional porque cuando las personas están actuando bajo el mecanismo neurótico de la proyección de manera inconsciente comienzan a tener muchas dificultades en las relaciones. El terapeuta, poco a poco y de manera respetuosa y con empatía facilitará la toma de conciencia del paciente con su funcionamiento y esto, aunque a veces no sea fácil de asumir, siempre trae buenos resultados. Es importante de todos modos aclarar que muchas veces, la proyección, puede también estar mostrando una situación real que esté dañando y generando un enojo justificado en la persona y es importante que el terapeuta sepa discernir una cosa de la otra para no generar más culpabilidad en el paciente.

La Terapia Gestalt hace mucho hincapié en la necesidad de procesar los mandatos que hemos ido adquiriendo desde la infancia. Estos han sido transmitidos por nuestros padres, cuidadores, educadores y por la sociedad y sus reglas dependiendo de la cultura en la que nos hemos criado. Por ejemplo, si hemos crecido en una familia en la que lo más importante era ser muy trabajador y escuchamos que nuestros padres nos decían que “en la vida hay que ser trabajador” o que “el trabajo dignifica” o “quien no trabaja es un vago” , etc seguramente creceremos creyendo que eso es así y juzgaremos de esa manera a quien no encaje en ese personaje que vive para el trabajo como la cosa más importante a hacer en la vida. Fritz Perls, el creador de la Gestalt habló de la importancia de poner atención en estas máximas aprendidas como verdades implacables y procesarlas para masticar lo que nos hemos tragado en nuestra infancia sin haber podido hacer una digestión adecuada en la que separamos lo que nos nutre de lo que nos intoxica, eliminando lo segundo para poder ser nosotros mismos.

Es fundamental poder preguntarnos si estas creencias que tenemos tan arraigadas como parte de nuestro ser nos ayudan o nos traen conflictos en nuestras vidas y en nuestras relaciones con los demás. Seguramente si yo he mamado esto que decía en el ejemplo anterior sobre la importancia del trabajo por encima de todas las cosas, cuando me encuentre con personas que están viviendo sus vidas de manera diferente las juzgaré duramente. También pensaré que no están haciendo lo correcto ni lo que se debe hacer, dejando de ver la realidad del otro y sus motivos, su diferencia a la hora de hacer sus elecciones y que comience a ver mi propia película y a escuchar las voces que tengo internalizadas creando una separación y una desconexión de la realidad de lo que tengo delante de mí.  A su vez, pondré en los otros mis partes poco trabajadoras, las que no tienen ganas y que preferirían irse a hacer otras cosas ya que eso significaría crearme un conflicto interno que generará mucha tensión en mí porque moverá esa imagen que me he construido de ser una persona de bien y trabajadora.

La Terapia Gestalt es una herramienta muy efectiva para trabajar este tipo de conflictos internos que nos crean tanto malestar en nuestras relaciones con los demás y en nuestra relación con nosotros mismos. El trabajo con todas nuestras partes fragmentadas, la reapropiación de todo lo que rechazamos de nosotros mismos y ver cómo operamos desde la proyección con los demás, nos va proporcionando un gran alivio, un sentimiento de ser más completos y genuinos. Así recuperamos una gran satisfacción y un enorme caudal de energía que se nos escapaba en ese esfuerzo de sostener una imagen poco real de lo que verdaderamente somos.

La proyección entonces distorsiona nuestra mirada impidiéndonos reconocer todos los aspectos que nos conforman como propios y seleccionando lo que desde nuestras creencias consideramos que es correcto, agradable, bueno, etc y, por lo tanto poniendo en los demás, fuera de nosotros todo lo que rechazamos, no nos gusta, y nos parece incorrecto. De esta manera es como este mecanismo neurótico me permite sostener una imagen idealizada de mí mismo que en realidad me trae más complicaciones que otra cosa, además de suponer un gran esfuerzo y un gasto de energía enorme.

La Terapia Gestalt nos demuestra que integrar y asumir todas nuestras partes alienadas y proyectadas hacia el exterior, a pesar del miedo que nos pueda generar asumir algunas de ellas, es un paso fundamental para recuperar la salud psíquica y emocional. Y, también para poder acercarnos a los demás sin juicios que distorsionen la realidad y así abrirnos a relaciones más sanas y felices.

Verónica Civatti, terapeuta Gestalt en Barcelona (terapia individual, terapia de pareja y terapia familiar)

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