Comprender las emociones

Las emociones representan una información muy importante para detectar qué nos ocurre a nivel profundo, ya sea en relación a situaciones, personas o en el ambiente que nos rodea. Uno de los objetivos principales de la terapia es comprender qué nos están indicando las emociones, aprender a reconocerlas, sostenerlas y gestionarlas de manera adecuada.

Las emociones funcionan como una brújula que nos orienta en nuestras relaciones y nos ayuda a decidir qué situaciones y personas son beneficiosas para nuestras vidas y cuáles no lo son. Además de orientarnos, tienen una función adaptativa, es decir, aprendemos a movernos en el entorno y adaptarnos a lo que nos es conveniente o no a través de ellas. Por ejemplo: cuando estamos cerca de una avenida y sentimos los coches yendo a gran velocidad, por medio del miedo nos resguardamos y alejamos manteniendo una distancia que nos mantenga a salvo de tener un accidente.

Las emociones surgen siempre que nos relacionamos con alguien o nos enfrentamos con alguna situación que nos conecta con algo importante y significativo de nuestro mundo interior. Por ejemplo, si vamos al cine y vemos una película que nos hace llorar es porque nos ha llevado a conectar de manera profunda a través de una escena con algo que nos conmueve. O sea que según la intensidad de los estímulos a los que nos enfrentamos, nuestro cuerpo responde con reacciones fisiológicas, ya sea a través de las lágrimas u otras manifestaciones.

Nuestros sentidos y  nuestras emociones se relacionan íntimamente. Escuchar una música determinada nos emociona de diferentes maneras, al igual que un olor que nos traiga algún tipo de recuerdo o sensación agradable y placentera o al revés. Nuestro cuerpo es el receptor de nuestro mundo emocional, la alegría llevará a sentirnos amplios, expansivos, con energía. El miedo lo tensa, paraliza o prepara para la lucha. Y, a su vez, cada emoción nos conduce a una acción que es distinta según el caso. Por ejemplo: la alegría nos impulsa a relacionarnos, compartir, celebrar. La tristeza nos lleva a reflexionar, profundizar en nuestro interior y contactarnos con lo que nos está doliendo, el miedo a atacar o huir, el enfado a apartarnos de lo que no nos gusta.

Las emociones y nuestros pensamientos

Otra cuestión importante en nuestro mundo emocional son nuestros pensamientos. Es fundamental poner luz y atención en las creencias que tenemos. Hay personas que tienen unas creencias que han adquirido desde su infancia y pertenecen a su familia del tipo: “en la vida hay que sacrificarse para sobrevivir” a quienes les costará mucho conectarse con la alegría de vivir sin esa carga de esfuerzo y tendrán que hacer un trabajo para permitirse abrirle espacio en sus vidas a todo lo que esté relacionado con esta emoción. Lo importante es poder abrirse a la vida con mayor flexibilidad para que surjan las emociones que tengan que surgir de acuerdo a la realidad de lo que se está experimentando sin fijarse en ellas. Dejarlas fluir, sentirlas y que hagan su recorrido sin retenerlas ni evadirlas. En este ejemplo que ponía, si una persona cree que la alegría no tiene importancia en la vida, será muy complicado que pueda permitirse darle un lugar en su vida ya que desde sus pensamientos la va a cortar cada vez que emerja.

Si bien no podemos elegir las emociones que vamos a experimentar, sí podemos aprender a tener una actitud que favorezca el contacto y la gestión adecuada de ellas. La Terapia Gestalt es una vía muy rica para el aprendizaje y el reconocimiento de nuestro mundo emocional, permitiéndonos volvernos sensibles a la escucha de lo que nos sucede y así poder tomar decisiones conscientes, que sean beneficiosas para nuestra salud y bienestar y el de los demás. Esto se da a través de un aprendizaje paciente y constante en las sesiones de terapia, detectando lo que no nos hace bien y poniendo límites adecuados a las personas y situaciones que nos dañan. También a nuestras acciones y comportamientos que causan problemas y emociones incómodas en los demás. El resultado es que podemos comenzar a  permitirnos la apertura hacia lo que nos nutre, proporciona alegría, bienestar y salud para poder disfrutar de una vida más plena y de relaciones saludables.

Verónica Civatti, terapeuta Gestalt en Barcelona (terapia individual, terapia de pareja y terapia familiar)

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