Los celos y cómo gestionarlos

En las sesiones de terapia de pareja observo cómo muchas personas sufren a causa de los celos por no saber gestionarlos mientras que la relación se va desgastando cada vez más , algunas veces llegando a que sea demasiado tarde para poder reparar los daños sufridos.

Los celos aparecen ante la posibilidad de perder a una persona que nos proporciona apoyo, seguridad y bienestar psicológico y emocional. Muchas veces también los sentimos con personas que de alguna manera son importantes para nosotros aunque concretamente no nos aporten estabilidad ni muchas otras cosas positivas en nuestras vidas, sino que más bien estamos atrapados en un vínculo de dependencia y toxicidad, repitiendo patrones nocivos de los que no sabemos cómo salirnos.

La Terapia Gestalt es una herramienta muy valiosa y efectiva para poder aprender a gestionar los celos ya sea a través de una terapia de pareja o de una terapia individual. Dependiendo del caso puede ser más conveniente elegir una u otra vía, pero lo que es importante destacar es que siempre que este tema esté causando problemas en nuestras relaciones es conveniente animarse a pedir ayuda terapéutica.

Los celos y nuestra infancia

En nuestra infancia necesitamos la atención y el cuidado de nuestros padres y cuidadores para poder desarrollarnos de manera adecuada, de ello depende nuestra supervivencia ya que nos encontramos en una etapa de mucha dependencia, sobre todo con nuestra madre. Si no recibimos estos cuidados de manera suficientemente buena, aprendimos estrategias que nos ayudaron a obtenerlos ya que de otro modo no estaríamos vivos. Sin embargo, lo que observo en mi trabajo como terapeuta Gestalt en Barcelona es que cuando nos convertirnos en adultos y ya tenemos la capacidad de ser autónomos e independientes, si no hemos podido sanar esas heridas infantiles de abandono, falta de presencia, escucha, atención, cuidados y todo lo que no hemos recibido en esos años que son cruciales para que logremos tener unas relaciones y una vida satisfactorias y plenas, iremos repitiendo escenarios dolorosos de desamor, conflictos, insatisfacción y largos etcéteras.

Iniciar un proceso de terapia es beneficioso para reconocer cómo se activan los celos de manera automática e inconsciente como memorias de situaciones que nos han sido difíciles de digerir en el pasado y que se actualizan en nuestro presente porque quedaron inconclusos. Situaciones que  vuelven a nuestras vidas para que tengamos la oportunidad de superarlas. Adentrarnos en lo profundo de nuestras heridas, bien acompañados y guiados de la mano de un terapeuta será de gran ayuda para poder transformar nuestras vidas y comenzar a vivir desde la autonomía, el disfrute y la creatividad.

La terapia de pareja es un espacio muy beneficioso si ambos integrantes están dispuestos y comprometidos con el proceso, siempre que haya una buena escucha mutua y empatía suficiente como para poder comprender las razones que llevan a que el otro tenga determinadas reacciones y comportamientos. Los celos que tanto desgastan a las parejas pueden entenderse y modificarse una vez que las personas comienzan a sanar y no tienen ya la necesidad de controlar la vida del otro ni depender de ella. Como adultos ya tenemos la capacidad de valernos por nosotros mismos y de cuidarnos, nuestra pareja no tiene por qué ni puede cubrirnos nuestro vacío, además de ser imposible y llevarnos a la desilusión al ponerle esta carga al otro.

La responsabilidad, que es uno de los fundamentos básicos de la Terapia Gestalt, en estos casos pasa porque cada uno reconozca que tiene cuestiones del pasado sin resolver que las está proyectando y actualizando en el presente y se comprometa a realizar un proceso terapéutico para sanar. Lo peor que podemos hacer es esperar que esa relación y esa persona sea quien nos va a dar alivio a nuestro sufrimiento porque, si bien es verdad que el amor ayuda mucho en la vida de las personas a superar situaciones muy complicadas, hay vivencias muy difíciles que nos ha tocado vivir en nuestras vidas que si no nos hacemos cargo nosotros de integrarlas y sanarlas, acabarán emergiendo y contaminando nuestro presente y nuestras relaciones.

Ponemos muchas expectativas en el otro y nos ilusionamos a veces de manera muy irreal, pero cuando la realidad se presenta (normalmente cuando ya han pasado unos largos meses de relación y comienza a bajar el enamoramiento) y vemos que esa persona que nos acompaña como nuestra pareja tiene sus limitaciones y también trae de su pasado situaciones difíciles esperando de mí ser quien cubra su vacío y sane sus heridas, comienzan los conflictos, las frustraciones y reclamos.

En mi trabajo observo que lo más común es que cuando una persona está presa de los celos, cree que es normal, que es lo que indica el nivel de interés y de amor que siente por el otro. En realidad, esta manera no es la más adecuada para pedir o mostrar el afecto ya que crea muchas dificultades y puede instalarse como un patrón fijo dentro de la relación haciendo que cada vez se vaya desgastando más. Lo apropiado en vez de decir “si siento celos es porque te amo” sería decir “siento celos porque tengo miedo de perderte”. Luego habría que ver qué hay detrás de ese miedo, ese otro gran tema.

Lo que está claro es que debemos ocuparnos de ver hasta qué punto puede resultar enfermizo y llevarnos a actuar de maneras de las que luego nos arrepentimos ya que normalmente no hay una reflexión cuando se activan los celos, sino más bien impulsividad, intensidad y automatismo.

Si a esto le sumamos que en muchas ocasiones no hay una causa justificada, sino más bien que los celos se activan por nuestras inseguridades e interpretaciones equivocadas de lo que está realmente ocurriendo, más razones tenemos para cuidar y reconocer que tenemos que trabajar para encontrar otras formas menos destructivas y perjudiciales de expresar nuestro interés y amor en esa relación.

También me gustaría diferenciar que una cosa es sentir y dejarse llevar por los celos desde la inconsciencia y otra muy distinta es poder reconocer lo que se siente y saber gestionarlo. Lo que observo en mi trabajo es que muchas veces los celos pueden cumplir una función de poner atención ante algo que no está yendo muy bien en la relación de pareja. Como todo en la vida, pueden tener su parte positiva ya que pueden impulsar a que la pareja revise, vuelva a establecer nuevos pactos y se esfuerce por no descuidar los detalles y situaciones que puedan hacer peligrar la relación. Trabajar en ello va a reportar grandes beneficios. No hace falta negar los celos o luchar para no sentirlos, más bien se trata de aprender a gestionarlos y a escuchar los mensajes que se ocultan detrás de ellos. Puede ocurrir que también como fruto del trabajo terapéutico la persona se de cuenta de que lo que se activa es algo del pasado sin ninguna relación con lo que está ocurriendo en el presente con su pareja y pueda dejarla en paz mientras que soluciona sus asuntos pendientes durante la terapia. Así podrá continuar con la relación sin desgastarla ya que los va trabajando y sanando de manera individual. Dejar de pasarle la responsabilidad al otro ya es mucho, el haberse comprometido con una terapia habla de ello.

Lo principal es el discernimiento. ¿Cómo es la intensidad con la que se presentan los celos en mi vida? ¿Me incapacitan llevar mi vida normalmente, pierdo la razón, hago cosas de las que luego me arrepiento? En este caso, si la respuesta es sí, deberemos reconocer que los celos son patológicos y no tardar en pedir ayuda lo antes posible. Si no nos demoramos, podemos lograr que la relación de pareja no se rompa, pero es importante saber que si dejamos pasar mucho tiempo y el desgaste es ya profundo cada vez será más difícil y el riesgo de ruptura más pronunciado.

Verónica Civatti, terapeuta Gestalt en Barcelona (terapia individual, terapia de pareja y terapia familiar)

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