La relación de pareja

Quiero compartir algunas reflexiones sobre el amor y la relación de pareja. En mi trabajo hablo con muchas personas diariamente que están atravesando momentos de crisis y están realizando una terapia de pareja. No es un asunto fácil hablar de este tema tan simple y complicado al mismo tiempo, pero me atrevo a intentar profundizar en la naturaleza del amor, del amar y del ser amado.

La relación de pareja es desde mi punto de vista un espacio que proporciona la profunda y enriquecedora vivencia del “Nosotros”. Desde el compartir en intimidad podemos experimentar la ternura, la complicidad, la confianza, la alegría, la fuerza, la sensualidad, la creatividad y muchas otras expresiones del amor viviendo en pareja. Todos estos son pilares desde los cuales se construye una pareja sólida.

Vivir la relación de pareja desde el buen amor nos obliga a alinearnos con el Ser, esa parte más verdadera y profunda de nosotros que manifiesta con naturalidad la dimensión del “Nosotros”, creada entre un “Yo” y un “Tu” bien definidos y diferenciados, pero que a la vez nos permite sentir esa Unidad que tanto anhelamos.

La relación de pareja como espacio de crecimiento

Sin embargo lo que compruebo en mi consulta de Terapia Gestalt en Barcelona es que hasta que las personas no realicen una transformación personal a partir del trabajo con la propia neurosis y tomen conciencia de cómo funcionan sus automatismos y cómo repiten una tras otra las mismas actitudes y comportamientos que sólo les proporcionan sufrimiento, les será muy difícil vivir la relación de pareja desde la madurez y el disfrute. Para esto, es necesario hacer una profunda reflexión y toma de conciencia, verse uno realmente, sincerarse y emprender un proceso de autoconocimiento a través de la terapia de pareja o la terapia individual.

Haber experimentado la expresión de la naturalidad de nuestro Ser nos ayudará a reconocer si con nuestra pareja dejamos que esta parte esencial de nosotros fluya y se manifieste. Para esto es fundamental conocernos lo suficiente como para no perdernos en el otro, para que nuestro Yo no pierda su autenticidad en el Tu, es decir en nuestra pareja. Conocer desde la vivencia la diferencia que hay entre el Ser y el Ego es un proceso profundo y que requiere tiempo y paciencia, además de un acompañamiento terapéutico adecuado con una persona que haya hecho este recorrido previamente y pueda guiarnos desde el más absoluto respeto en el camino hacia este encuentro con nuestra profunda verdad. Ya sea que nos decidamos por acudir a una terapia de pareja o a hacerlo de forma individual, podremos comprobar los beneficios que recibiremos por tener la valentía de querer transformarnos en seres más completos, verdaderos y genuinos. La relación de pareja mejora notablemente cuando empezamos a trabajar en nosotros mismos.

Si estamos lo suficientemente conscientes y predispuestos como para decidirnos a ir hacia lo más auténtico de nosotros mismos, este proceso de autoconocimiento se transforma en una aventura muy emocionante. La Terapia Gestalt demuestra una y otra vez cómo las personas podemos salir de los automatismos alienantes y pasar de la falsedad a lo esencial para incorporarlo en nuestras vidas con naturalidad, ganando en salud mental y logrando relaciones armónicas y de crecimiento mutuo. No hay nada más enriquecedor que vivir la relación de pareja desde el amor y la aceptación mutua.

Quisiera para terminar compartir un mensaje de la psicoterapeuta estadounidense Virginia Satir en el que siento que se plasma con claridad y sencillez lo que sería lograr una relación sana desde la madurez y la salud:

"Quiero amarte sin aferrarme, apreciarte sin juzgarte, invitarte sin exigirte, dejarte sin sentirme culpable, criticarte sin hacer que te sientas culpable y ayudarte sin ofenderte.

Si puedo obtener de ti el mismo trato, podremos conocernos verdaderamente y enriquecernos   mutuamente."

Verónica Civatti, terapeuta Gestalt en Barcelona (terapia individual, terapia de pareja y terapia familiar)

Anterior
Anterior

Cómo superar los traumas

Siguiente
Siguiente

Nuestras necesidades genuinas