Nuestras necesidades genuinas

La Terapia Gestalt nos enseña que ser capaces de expresar nuestras necesidades genuinas y de estar en contacto con las emociones que estas nos generan no es un asunto fácil para la mayoría de nosotros.

Aprender a comunicarnos desde una correcta expresión es un proceso complejo en el que se mueven factores externos e internos que favorecerán o dificultarán el que podamos hacerlo adecuadamente o no. Dependiendo de cada caso, se ponen en juego: nuestro carácter, cómo han sido en nuestra infancia acogidas nuestras necesidades genuinas, nuestras emociones y la expresión de las mismas, factores culturales, etc. Según el contexto en el que nos encontremos, la expresión de lo que necesitamos y el cómo se haga será aceptada o no, ya sea por nosotros mismos o los demás.

La importancia de contactar con nuestras necesidades genuinas

En mi consulta como terapeuta Gestalt en Barcelona lo que observo en las personas que acuden en busca de ayuda es que la mayoría de los motivos y conflictos que traen tienen gran relación con estas dificultad para gestionar sus necesidades y expresarlas, para reconocerlas, percibirlas y atenderlas.

Conocer nuestras necesidades genuinas no es una tarea sencilla, muchos de nosotros nos hemos acostumbrado a desconectarnos de ellos por el hecho de que en el pasado no hemos recibido una respuesta ni una atención adecuada. Así es como las personas con las que nos relacionamos tampoco pueden conocer qué estamos necesitando de ellos y nos vemos envueltos en toda clase de malos entendidos, frustraciones, fracasos en relaciones de pareja y largos etcéteras.

Desde la Terapia Gestalt se trabaja con la estructura del carácter, haciéndolo más flexible, menos automático, más consciente. Nuestro carácter se fue moldeando a lo largo del tiempo por diferentes factores, ya sea externos o internos y desde él respondemos a nuestras necesidades ya sea ignorándolas, expresándolas con determinación o directamente, no percibiéndolas.

Cuando comencé mi proceso terapéutico me sentía bastante frustrada y enojada porque vivía con el sentimiento de que no era comprendida por las personas que me rodeaban. Poco a poco pude ir dándome cuenta de que yo no expresaba adecuadamente mis deseos verdaderos, no me comunicaba de manera precisa para que pudieran entenderme y en muchísimos casos no era capaz de discernir qué necesitaba. Esto derivaba en un sentimiento constante de tristeza y así había entrado en una espiral de la que me costaba mucho salir hasta que pude ver lo que me ocurría y responsabilizarme de ello.

La responsabilidad de lo que nos ocurre y lo que necesitamos es nuestra, no podemos culpar a los demás por no comprendernos cuando nosotros mismos somos los primeros que no lo hacemos. Evidentemente, lo más importante es darnos cuenta de que algo no está funcionando y pedir ayuda profesional para poder elaborar mediante un proceso y con paciencia esto que nos ocurre. La Terapia Gestalt es una de las herramientas más efectivas ya que nos confronta directamente con nuestra realidad, nos acompaña hacia la autenticidad, y el contacto y la expresión de nuestras necesidades genuinas. Nos aporta herramientas para ir reencontrándonos con nuestras partes olvidadas, aquellas de las cuales nos hemos desconectado haciendo que nuestras vidas se encuentren sin la fuerza ni el potencial máximo que tenemos.

Observo cada día cómo lo que queremos y necesitamos, si bien parece ser algo obvio, no lo es tanto. En la mayoría de los casos somos nosotros mismos los que ponemos barreras y restricciones, ya sea no diciendo lo que necesitamos y callando durante tanto tiempo que ya somos incapaces de recordar qué era. Tapamos con explicaciones y con ideas aquello que nos genera sufrimiento y no aireamos verdaderamente nuestros asuntos porque evitamos sentir el dolor, pero de esta manera nos mantenemos permanentemente en el sufrimiento. Cuando estamos realmente conectados y sanando podemos comprobar que el dolor se siente y al poco tiempo se va, en cambio el sufrimiento por no encarar nuestro dolor está ahí de manera crónica hasta que nos decidamos a pedir ayuda y responsabilicémonos del cambio que necesitamos hacer.

Otras veces, nos ponemos exigentes con los demás y los culpamos de nuestro malestar. De esta manera generamos mucho sufrimiento alrededor nuestro y provocamos el rechazo de aquellos que nos acompañan y se ven sometidos a estas presiones.

La Gestalt es además una buena herramienta para que comprendamos el ciclo de necesidades y podamos ver claramente cómo funcionamos, dónde nos bloqueamos e interferimos, cuáles son nuestras fortalezas y debilidades a la hora de contactar con nuestros deseos y con los demás.

Las fases que conforman el ciclo de necesidades son:

  • La sensación: la necesidad se manifiesta sin que nuestra mente la registre claramente. Es la primera señal de que tenemos una necesidad, si no estamos conectados con la sensación no podemos iniciar los movimientos hacia la satisfacción de la misma.

  • La conciencia: ahora nuestra mente reconoce que tenemos una necesidad, somos conscientes de ella.

  • La energetización: nos preparamos para movernos en la dirección de la satisfacción de la necesidad, decidimos, planeamos qué acciones nos convienen ejecutar y de qué manera.

  • La acción: nos movemos y actuamos de la manera que consideramos más adecuada para satisfacer nuestro deseo.

  • El contacto: establecemos una relación con aquello necesitamos, ya sea de manera física o bien simbólica.

  • Reposo: cuando el ciclo de la necesidad se dio de manera apropiada nos sentimos satisfechos. Sentimos un estado de equilibrio hasta que surge una nueva necesidad.

Tomar conciencia de cómo nos movemos en nuestras vidas en este ciclo, cómo es nuestra manera de contactar con nuestras sensaciones o si no lo hacemos, si somos conscientes de nuestros deseos y cómo pasamos a la acción o no pasamos directamente, es fundamental para que nos demos cuenta de cómo funcionamos, de cómo son nuestras resistencias y bloqueos que nos impiden llegar a la satisfacción. Igual de importante como ver si estamos exigiendo a los demás que nos den aquello que no estamos siendo capaces de gestionar por nosotros mismos. Esto implica saber pedir de manera precisa qué necesitamos de ellos, en vez de pretender que adivinen o nos digan ellos lo que nos está ocurriendo.

Comenzar una terapia nos ayudará a encontrar las formas de conectarnos con nuestras necesidades genuinas y hacernos responsables de lo que nos toca. Saber que nos hemos hecho cargo de nuestra satisfacción ya de por sí es saludable, nos impulsa a transformarnos en aquello que somos verdaderamente y a sentir que nuestra vida tiene un sentido.

Verónica Civatti, terapeuta Gestalt en Barcelona (terapia individual, terapia de pareja y terapia familiar)

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