Nuestras emociones

Los seres humanos creíamos hasta hace muy poco que éramos principalmente racionales, pero actualmente se está empezando a darle importancia a nuestras emociones y a descubrir que tienen mucha incidencia en nuestro bienestar a todos los niveles.

La emoción ya no es considerada algo secundario, algo que, como hemos estado acostumbrados la mayoría de nosotros a escuchar “ya se nos va a pasar” y que por lo tanto está desconectada de la realidad de nuestra vida. Todo lo contrario, hoy se sabe que lo racional ocupa sólo un 10% de nuestro funcionamiento y lo demás son procesos que no podemos controlar, es decir automatismos, sensaciones, emociones…

¿Qué son nuestras emociones?

Son procesos bioquímicos que funcionan en nuestro interior constituidos por impulsos eléctricos, neurotransmisores, hormonas. Desde mi consulta de Terapia Gestalt en Barcelona pongo especial atención al trabajo con las emociones acompañando a los pacientes para que puedan identificarlas y aprendan a saber acogerlas y gestionarlas. Sabiendo que continuamente estamos habitados por una o varias de nuestras emociones es importante comprender cuál es la mejor manera de entregarse a estos procesos sin bloquearlos, ya que reprimirlos genera muchos trastornos. Cada acción, sensación o pensamiento están conectados a una emoción por lo que es imposible creer que podemos no ocuparnos de ellas y centrarnos solamente en la acción y el pensamiento. Cuando una persona comienza un proceso de terapia normalmente llega con una conciencia poco clara de lo que le está pasando a nivel emocional. Por un lado están las personas que dicen sentir muy intensamente las emociones y otras que por el contrario no llegan a sentirlas en absoluto, pero ambas tienen igualmente problemas a la hora de identificar esa emoción, nombrarla y poner conciencia sobre qué está realmente sucediendo para poder actuar de manera adecuada y en línea con lo que es positivo para ellas.

Los que dicen sentir mucho generalmente están identificados con la emoción haciendo que ésta se convierta en un filtro por el que pasan sus acciones, haciendo muchas cosas, pero sin tener claridad acerca de lo que pasa. En cambio los pacientes que dicen no sentir nada, responden ante la emoción que surge inhibiéndola, debido a la molestia de experimentar algo con lo que no saben qué hacer. Se evaden de ella haciendo algo, ya sea deporte, comer, pensar, imaginar, dormir, etc. Lo que sea antes de ponerse en contacto con las emociones por miedo a no ser capaces de sostenerlas y procesarlas adecuadamente. Sin saber que es la única manera por la que llegarán a sentir un bienestar y una satisfacción real, frente a la incomodidad que permanecerá por el hecho de reprimirlas.

Es importante saber que nuestras emociones están conectadas con cada sensación, acción y pensamiento que tenemos. Por medio de ellas nos relacionamos con nosotros mismos, nos reconocemos, nos percibimos. Son nuestra forma de conectarnos con el mundo, ya que son una vivencia propia e interna que surgen del contacto entre nosotros mismos y el mundo exterior. Por eso es tan importante saber ponernos en contacto con nuestras emociones, a través de ellas interactuamos con el mundo externo y podemos distinguir qué valoramos, queremos, ansiamos, tememos, etc. Como son energía vital, forman parte del impulso de ir hacia el mundo, de relacionarnos con el de manera adecuada, si les ponemos conciencia.

Además, todos nuestros recuerdos, vivencias y memorias tienen un fuerte componente emocional. Muchas emociones actuales que no llegamos a comprender están determinadas por situaciones que nos ocurrieron en el pasado y no supimos en aquel momento gestionar por no contar con el apoyo adecuado en nuestro entorno. Por eso la importancia de recurrir a terapia y poder integrar y expresar la emoción que quedó atrapada.

El proceso terapéutico consiste en identificar nuestras necesidades genuinas, lo que nos gusta y lo que no nos gusta frente al olvido de lo que es importante para nosotros por la presión, mandatos y exigencias externas. Dejar de funcionar a través de lo que nos imponen pero que no parte de nuestro deseo genuino es un trabajo fundamental para recuperar nuestra verdad y salir del automatismo neurótico. El trabajo consiste en que los pacientes comiencen a identificar las emociones que aparecen en su vida cotidiana en los diferentes ambientes, situaciones y relaciones. Que se centren en las cuatro emociones básicas (alegría, tristeza, miedo y rabia) y salgan un poco del centro de la escena para ponerse en el observador que mira desde afuera y pone distancia ante la situación que se está viviendo y así identificar las emociones que se están despertando. Poco a poco van a comenzar a descubrir que se puede vivir más plenamente de esta forma, que son capaces de distinguir a través del contacto con su mundo emocional qué les gusta y qué no les gusta y saber desde ahí, discernir y tener mayor claridad a la hora de tomar decisiones, poner límites, cuidarse y valorarse.

Verónica Civatti, terapeuta Gestalt en Barcelona (terapia individual, terapia de pareja y terapia familiar)

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