Mejorar nuestras relaciones

La Terapia Gestalt nos enseña que mejorar nuestras relaciones y cambiar lo que nos impide mantener un buen contacto con las personas con las que frecuentamos es fundamental para sentirnos bien. A través de las relaciones es como aprendemos, crecemos e intercambiamos lo  que necesitamos para nuestro bienestar y nuestra salud. Incluso las personas más independientes y autosuficientes, con una mayor tendencia a disfrutar de la soledad necesitan del mundo, de las relaciones, de los otros. Sin embargo, muchas personas experimentan malestar a causa de no poder establecer relaciones saludables que les proporcionen armonía y alegría.

Desde mi trabajo como terapeuta Gestalt en Barcelona acompaño a personas que sufren por diversos motivos, muchos de ellos tienen que ver con sus relaciones íntimas, ya sea de pareja, amistades, laborales y familiares.  Cuando somos adultos y sufrimos porque no encontramos la manera de mejorar nuestras relaciones es necesario revisar nuestro origen y eso significa, ir a mirar qué pasó en la relación con nuestros padres, con el ambiente en nuestra infancia donde se conformó nuestra carencia de amor. Todos nosotros hemos recibido menos amor y menos aprobación de la que necesitábamos cuando éramos niños para expresar y manifestar nuestro potencial interno, nuestros deseos y necesidades esenciales y, debido a esta carencia, aprendemos una serie de mecanismos e ideas muy concretas de cómo debemos ser y cómo deben ser las cosas. A través de un proceso terapéutico profundo, paciente y bien acompañados por un buen profesional podemos darnos cuenta de nuestro empobrecimiento emocional y de cómo este mismo afecta a todo nuestro entorno, impidiéndonos mejorar nuestras relaciones, tanto a las más íntimas como a las del día a día.

Mejorar nuestras relaciones en nuestra vida cotidiana

Las relaciones son espacios en los que aprendemos unos de otros, desde las más íntimas hasta las que nos parecen menos importantes, como las que por ejemplo mantengo  con las personas que me preparan cada día el café en el bar que frecuento. Es interesante revisar cómo nos abrimos o cerramos a estas personas, por ejemplo si voy hace mucho tiempo al mismo sitio a comprar algo  ¿saludo?, ¿hablo?, ¿sé el nombre de la persona que me atiende o me manejo de una forma impersonal, fría e introvertida? Lo que observo y compruebo cada día en mi trabajo es que cuando las personas se relacionan poco o menos de lo necesario se sienten insatisfechas, tristes y sufren. Mejorar nuestras relaciones con las personas que creemos que no tienen suficiente importancia en nuestras vidas también es de suma importancia para nuestro bienestar. Los adultos, aunque tengamos más recursos que en nuestra infancia y seamos  menos dependientes que en aquel entonces para la supervivencia, seguimos anhelando recibir ese amor que no tuvimos, en la misma cantidad que lo necesitábamos y esto lo pedimos a nuestras relaciones actuales. En la relación de pareja por ejemplo, donde se actualiza la herida de nuestra historia de vida y ocurren cosas constantemente con gran intensidad. En las relaciones de los padres con sus hijos, en las que se generan problemas de comunicación y dificultades para comprenderse mutuamente. También en el ámbito profesional, donde las personas necesitan respetarse, ayudarse mutuamente, cooperar sabiendo establecer un equilibrio entre la parte profesional y la humana. Por ejemplo en algunas empresas se trata a los empleados como máquinas y estos se sienten mal, un número más sin humanidad generando muchos inconvenientes en el ambiente y en la relación entre ellos que se basa sólo en la competitividad y no en la cooperación. Mejorar nuestras relaciones en todos estos ámbitos es importantísimo para sentirnos contentos, es decir plenos y en paz.

mejorar nuestras relaciones

Nuestras relaciones más íntimas, si bien están seguramente basadas en el amor, se empiezan a desgastar y cuando esto sucede, sufrimos. No sabemos de qué manera podemos llegar al otro, satisfacernos y satisfacerlo para que ambos podamos sentirnos enriquecidos y amados. Casi todos nosotros buscamos en la pareja, sobre todo en nuestras primeras experiencias, que llenen y nos den todo aquello que nuestros padres no pudieron darnos. Nos ilusionamos con que recibiremos todo aquello que no se nos concedió. En mi consulta de Terapia Gestalt en Barcelona atiendo a personas que caen una y otra vez en esta ilusión, aunque ya lo hayan experimentado y sufrido en su pasado, vuelven a poner en el otro todas sus expectativas, esperando al salvador desde una falta de consciencia y de conocimiento de quién es el otro realmente y cuáles son sus necesidades, posibilidades y límites humanos. Normalmente se encuentran frente a un espejo, alguien que demanda y espera recibir lo mismo y, ambos caen en la trampa. Comienzan con ese ímpetu y esa magia tan bonita que proporciona la fase del enamoramiento, donde todo parece perfecto y son las personas más felices del mundo teniéndose mutuamente, disfrutando de ese remolino de pasión y sueños de un porvenir en el que ya nada más les faltará nunca. En este momento cada uno expone lo mejor de sí mismo, quieren ser lo que el otro espera y desea desde siempre, quieren conquistar al compañero y hacerlo sentir que son lo más importante de sus vidas sufriendo de dependencia emocional, es decir, dependiendo de la pareja para ser feliz. Después de varios intentos y fracasos, muchos de nosotros sabemos que esta pasión no dura, el trabajo, el cansancio, los hijos, los compromisos, estudios, etc se imponen pero las personas siguen esperando que el salvador cumpla sus expectativas. Comienzan las frustraciones, los desencuentros, los problemas, la relación no avanza hacia un espacio de madurez, de independencia y amor sano y ambos siguen esperando recibir aquello que al principio soñaron. En mi consulta trabajo con personas que sufren mucho por este asunto y es muy enriquecedor poder hacer un proceso terapéutico en el que encuentren nuevas maneras de gestionar sus relaciones y de darse cuenta por poner algunos ejemplos si están exigiendo mucho sin dar lo que podrían dar, si están queriendo recibir una comprensión que no ofrecen, si siguen mirando su propia carencia sin tener en cuenta la del otro. O, todo lo contrario: dan, están disponibles, se esfuerzan, sacrifican y no piden ni saben qué necesitan para ellas mismas. Así, también lo observo en la terapia de pareja, entran en unas dinámicas de falta de comunicación, cuidado, atención por el otro, distancia y la relación se enfría. Cuando esto se mantiene en el tiempo, algunas parejas optan por permanecer juntas por conveniencia, comodidad, etc o porque el mismo conflicto los mantiene muy vinculados mientras que se desgastan mutuamente pero sin poder separarse. Otras en cambio terminan en rupturas.

Me he extendido más sobre el área de la pareja aunque me senté a escribir queriendo hablar sobre las relaciones en general. Sin embargo, por ser la pareja un lugar tan importante en el que volvemos a revivir las dinámicas de nuestra infancia más claramente, es por eso que le dedico más espacio. Mi acompañamiento ya sea desde la terapia individual o la terapia de pareja me enseña que es en la pareja donde el aprender a relacionarnos resulta imprescindible, donde saber comunicarse y expresar correctamente lo que uno siente hará que las cosas funcionen y la relación crezca, sea alegre y feliz. A través de un buen proceso de terapia comenzar a interesarse por saber quién es realmente el otro, sin fantasías ni idealizaciones, qué necesita y desea. Esto es tan importante como saber quién es uno, conocerse mucho para poder comprender qué hacen juntos, por qué han decidido compartir sus vidas. Todo esto se trabaja de forma muy profunda en la terapia, con paciencia y la confianza en el terapeuta que va a acompañarlo y que ya previamente ha hecho su propio trabajo de autoconocimiento y transformación.

La Terapia Gestalt nos enseña la importancia de mirar al otro desde un yo y un tu individuales desde los cuales se pueden formar un yo y un tu, es decir, un nosotros que funcione. Aprender a mirar más allá de nuestras proyecciones, de nuestras expectativas es clave a la hora de mejorar nuestras relaciones.

Lamentablemente la educación que hemos recibido en las escuelas no nos ha enseñado a que podamos relacionarnos de una forma constructiva, empática y amorosa, es por eso que a partir de lo que haya ocurrido con nuestros padres, pasamos a la relación de pareja y así vamos una y otra vez intentando llegar hasta una que sea plena y amorosa de verdad. Otros se quedan con lo que ya tienen y aunque no estén felices optan por no mover mucho la barca y permanecer de esa manera. Cuando llegan los hijos, si no se ha hecho un trabajo profundo a través del cual se ha podido revisar la propia historia para aprender a relacionarse de una manera adecuada, se repetirán las dinámicas y los patrones de relación transmitiéndoles lo mismo que se ha recibido. Así se van acumulando frustraciones y culpas que derivan a veces en sobreprotección, otras en regalos y objetos superficiales cuyo objetivo será tapar la carencia nuevamente que se les va transmitiendo a ellos en vez de dar lo que sí es necesario e importante: el cuidado genuino, el amor, la empatía, la presencia, el tiempo que es necesario que se les destinen, la comprensión y atención de sus necesidades verdaderas, más largos etcéteras. Comprender cómo podemos mejorar nuestras relaciones y pedir ayuda profesional cuando las cosas no funcionan bien será muy beneficioso.

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Quisiera acabar esta nota refiriéndome un poco al ámbito de las amistades que son tan importantes en nuestras vidas. Mejorar nuestras relaciones en esta área es clave para nuestra salud emocional. Es interesante preguntarse si tenemos la capacidad y la disposición a cultivar, construir y a dar de nosotros en estas relaciones. Muchas veces me encuentro en mi consulta con pacientes que se encuentran muy solos en este sentido, tienen gente conocida con la que hablan de cualquier cosa menos de sí mismos, política, fútbol, salidas nocturnas, etc. De esta manera ellos mismos creen que están teniendo vida social pero vuelven a sus casas más vacíos de lo que estaban, perdiendo tiempo y energías en relaciones que no les aportan la intimidad ni la cercanía que todos necesitamos para sentirnos amados. Cuando les pregunto a algunas personas sobre sus amistades verdaderas, más frecuentemente de lo que me gustaría, escucho que se quedan sin saber qué contestar. Muchos dicen haber perdido a estas amistades por múltiples razones , falta de tiempo, porque ahora esa amiga o amigo se ha casado, ha tenido hijos o porque se ha ido a vivir a otra ciudad. Es ahí donde yo me pregunto, ¿cómo no siguen en contacto aunque sea más espaciadamente pero al menos conservando esa amistad que se suponía era tan importante o se escriben cartas o  se conectan por skype? Luego descubro y llego a la conclusión de que se trataba de conocidos, personas con las que superficialmente se cubría un espacio pero que no tenían la importancia de una relación íntima, cuidada en el tiempo, de confianza, amor y lealtad, cosas que se aprenden y se nutren cuando se establece una verdadera relación entre amigos.  Así es como las personas van siendo descartables y a la que una se va ya aparecerá otra que supla ese momento de poca importancia que se le destinaba a ellas. Lamentablemente no hay una consciencia de lo importante y lo difícil que es establecer relaciones de amistad profundas y agradables, de ayuda mutua, de generosidad y todos estos valores que hoy en día cuestan practicar por el excesivo individualismo imperante, la competitividad y el interés puesto en demasía en el dinero y demás cuestiones superficiales que no ayudan a mejorar nuestras relaciones. Así, nuestros posibles vínculos de amistad profundos quedan a la espera de que nos dignemos a destinarles un poquito de espacio en nuestras vidas.

En próximas entradas ampliaré este tema de cómo mejorar nuestras relaciones, ahora cerraré diciendo que si notas que en tus relaciones personales algo no está funcionando bien, no sientes la plenitud y satisfacción que cuando éstas van bien experimentamos, es importante dar el paso de pedir ayuda. La terapia es muy efectiva para lograr un cambio verdadero, profundo y volver a sentir la alegría que proporciona tener una red de vínculos sanos y de corazón.

Verónica Civatti, terapeuta Gestalt en Barcelona (terapia individual, terapia de pareja y terapia familiar)

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